Día 1 – Caminata alrededor de la montaña Ausangate – Explorando Perú – Parte 6
Tiempo total: 0 días con 4:32:6 hrs
El día lunes nos trasladamos a Ocongate, pagamos un taxi que recorrió alrededor de 115 km desde Cusco al mercado de Tinke, había una estatua de un cóndor bastante grande en el centro de aquella plaza. Después de bajar del taxi, esperamos a que se apareciera el guía, quien vivía a unas dos cuadras de aquel lugar.
A lo lejos observamos grandes nevados, así que estábamos con la expectativa de empezar a caminar. Al llegar a la casa del guía, dejamos todas las cosas que no íbamos a usar para dejar en las mochilas solo lo necesario.
Equipo
Para este viaje, contábamos con: pants de senderismo (de secado rápido, de nieve y resistentes al agua) y recambios, capas térmicas superior e inferior, playeras de secado rápido, segunda piel superior con tecnología térmica, rompevientos, lentes con protección UV, gorras, capas, botas impermeables, carpas MSR Elixir 2 y 3, sleeping de hasta -11 grados centígrados, sleeping pad, cargador solar, cargador de batería para los celulares, guantes, linternas e inclusive alquilamos un caballo extra en caso de emergencias.
Caminata del día 1
Desde el mercado de Tinke caminamos hacia el campamento Upis, el recorrido que íbamos hacer en realidad es de 6 días, pero nosotros lo hicimos en 5 con una ligera modificación. Nuestro primer recorrido fue el siguiente:
La experiencia
Había frío, pasamos a un lado del mercado, en la calle había pieles de alpaca recién cortadas, es común ver un sinfín de alpacas en esas regiones. El guía había quedado atrás con nuestras mochilas grandes, nosotros solo cargábamos las de asalto, él se iba adelantar en un taxi para encontrar a los caballos y cocineros que nos iban a acompañar en esta travesía.
El que nos acompañó en este primer recorrido fue el ayudante de cocinero, quien llevaba el caballo que habíamos alquilado para emergencias. Después de atravesar el Río Tinki y caminar un par de kilómetros nos detuvimos en una tienda a esperar al guía, quien se apareció con alrededor de cuatro caballos y el cocinero.
Los caballos iban a servir para cargar nuestras grandes mochilas (eran cuatro, dos en cada caballo), así mismo para cargar la comida, tambos de gas y demás accesorios de cocina y camping que se utilizarían en la caminata.
Después de dos horas de caminata nos detuvimos a almorzar en un campo de fútbol, estábamos cada vez más lejos de la civilización y nos estábamos adentrando cada vez más a los campos que rodean Ausangate.
En ese momento me impresionó y me animó ver que estuviesen preparando caldo con arroz, té de coca y más, estaban utilizando tambos de gas y ollas para preparar la comida, me sentía cansado (no estoy seguro si era por la altura o por lo cansado que fueron los tours del fin de semana) y me tiré al suelo viendo hacia arriba, me cubrí el rostro con mi gorra y en un segundo empecé a relajarme, antes de quedar dormido me levante y empecé a comer.
Ya con el estomago lleno empezamos a caminar por las grandes planicies de Cusco, según Ernesto Jancco, el guía, ascenderíamos solo 800 metros en el primer día. Una hora después, mis amigos empezaron a sentir los efectos de la alta montaña, no les afecto demasiado solo querían caminar más despacio, así que dispusimos usar el caballo de emergencia para no atrasarnos demasiado.
El día estaba nublado, conforme íbamos caminando podíamos sentir el viento soplar aire frío. El horizonte nos mostraba grandes territorios rodeados de alpacas y casas de adobe. En cada lugar donde había alpacas había siempre un perro ovejero sentado que ladraba al escuchar nuestras voces.
A lo lejos mis ojos quedaban impresionados: un gran glaciar a la distancia, una montaña cubierta de grandes cantidades de hielo y nieve y a sus pies un gran valle lleno de agua estancada, lodo, charcos, alpacas y un río Upis; la distancia entre nosotros y el primer campamento era inmensa.
No podíamos caminar por ese gran valle pues parecía una ciénaga, empezamos a bordearlo. Con cada paso que avanzábamos la llovizna incrementaba y el viento intensificaba el frío.
Pasamos por un campo lleno de alpacas, se hacían a un lado mientras caminábamos. El cocinero y su ayudante se alejaron a la distancia, el guía se mantenía a la vista pero adelante. La llovizna fría cubrió nuestros pants, yo tenía dos sensaciones: por un lado frío y cansancio en las piernas y pies, y por el otro me sentía totalmente impresionado, emocionado y entusiasmado por estar en esas condiciones, caminando en el lodo, sintiendo dolor, frío, llovizna, viento con cada paso mientras vivía esa experiencia en los territorios de Ausangate.
Mis tres amigos estaban a minutos detrás de mí, el guía me mostró un río y mencionó que eran aguas termales y que por esa razón salía tanto humo de aquel lugar. La llovizna había bajado de intensidad; mientras aparecían mis amigos me levanté y caminé hacia el río. El olor era a azufre, el río burbujeaba. Me quite los guantes y toque el agua para comprobar la temperatura, según Ernesto Jancco en el poblado de Pacchanta, donde terminaría la caminata, íbamos a ver un mejor escenario de aguas termales.
La caminata continuó, el frío me afectó bastante a tal grado que cuando llegamos al campamento no podía caminar porque me dolía la cabeza. En ese momento el frío era súper intenso, el atardecer estaba nublado y rápidamente cayó la noche.
Ese día dormimos en unas casas de adobe, los cocineros nos llamaron a cenar en la casa de al lado, antes de salir tuvimos que cambiarnos pues nuestros pants estaban totalmente mojados, yo tenía mis dedos congelados. Fue reconfortante esa cena pues ellos tenían preparado chocolate, té de coca, café, panes con jalea, mantequilla y más.
Al regresar a nuestra casa, donde íbamos a dormir, observamos un cielo totalmente despejado. Sabía que la oscuridad ocultaba la gran montaña de Ausangate, pero mi cuerpo todavía no se había aclimatizado completamente a ese frío intenso, así que no pude salir a capturar una foto de larga exposición.
Esa noche, tomé una cerveza Cusqueña que compré en la primera tienda donde esperamos al guía y los caballos; quedé totalmente dormido sin saber los grandes paisajes que el día siguiente y el sol mostrarían.
Video del día 1
A continuación podrás observar todas las escenas que grabé de este primer recorrido: