Día 2 – Caminata alrededor de la montaña Ausangate – Explorando Perú – Parte 7
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Era temprano cuando despertamos, agarré mi rompevientos, lo había colocado en la pared de aquella casa de adobe, estaba frío y seco. Al momento de abrir la puerta del cuarto y salir, la primera impresión fue ver aquella montaña nevada, no me lo esperaba, era un paisaje que estaba oculto en la niebla, frío y lluvia del día anterior.
Había un gran río acaudalado que ambientaba el campamento, fluía con fuerza y con agua fría en su totalidad. Parecíamos reptiles de sangre fría, porque conforme el sol empezaba a salir, nos sentíamos mejor. Junto a mis compañeros empezamos a fotografiarnos, hacer autorretratos y hacer videos en cámara lenta mientras saltábamos. Fue solo un momento, debíamos regresar, armar nuestras mochilas y desayunar, antes de empezar la caminata del día dos.
En los alrededores del campamento Upis, habían varias otras casas, cabañas, áreas de camping y baños. Pertenecían a diferentes empresas y a personas locales. Las alquilan a todos los senderistas que visitan muy ocasionalmente aquellos lugares. De hecho, a un lado en el cuarto en donde cenamos y desayunamos, se encontraba una tienda de acampar, eran dos exploradores que dormían, ellos habían pagado por instalar su tienda dentro de la casa.
Ruido de arroyo pasar por las rocas
El cielo estaba despejado, el sol de la mañana era cálido y los vientos nos daban la bienvenida. Atrás se quedaron las casas y los caminos, los ríos bajaban por las rocas mientras ascendíamos al primer paso llamado “Arapapas”, de 4750 msnm.
En este paso, había un cráneo de caballo y piedras apiladas como marcas de la cumbre. El tipo de terreno había cambiado, había lodo, no habían rocas y los ríos habían desaparecido. En todo el camino estuve a la expectativa de ver vida animal, pero lo único que habíamos observado hasta ese momento fueron alpacas, aves y algunas vicuñas muy distantes.
Caminando entre valles
No todos los días puedes tener la oportunidad de ver grandes distancias y hermosas montañas. Por mucho tiempo pensé, inclusive ahora sigo pensando, que podría irme a vivir allá, al pie de aquellas montañas y volverme cuidador de alpacas, montañero.
En las laderas de Ausangate estaban las vicuñas, ganado de la madre tierra, que aun estando lejos salían corriendo solo con ver nuestra presencia. Este animal es una especie protegida, tanto en Perú como en Bolivia, Chile y Ecuador; de no ser así, podrían llegar a ser especie en peligro de extinción.
En este punto, uno de mis compañeros estuvo fotografiando y grabando videos con un lente 250mm telezoom, eso es algo que me falto y de lo cual me arrepentí. Otro lente que debes de llevar siempre en tus viajes es el gran angular, que te servirá para fotografía nocturna.
No quise montarme al caballo, de hecho no lo hice ni en todo el segundo día ni en el anterior. Era un reto caminar todo el trekking, ese era mi objetivo, aunque de hecho en aquel momento nunca había montado uno.
Lagunas Pucacocha
Eran tan solo las 9:29 de la mañana, me encontraba sentado esperando a que mis compañeros aparecieran; junto a mi estaba el caballo pastando. Más adelante nos encontramos con una laguna, no era tan grande pero el reflejo de la montaña le daba un toque excepcional.
Por ser la primera vez que conocíamos Perú, decidimos visitar la montaña de siete colores en nuestra caminata. Pasamos por lugares en donde me hubiese gustado tirar la mochila, caminar por los alrededores, acostarnos, ver las nubes y descansar. Esto no era posible, si no seguíamos el ritmo para llegar a los campamentos establecidos, hubiese sido un problema.
Conforme avanzamos, encontramos la Laguna Laikacocha, parecería que en su centro tenía un nacimiento de agua porque estaba ubicado en lo alto de una montaña, y no parecía ser alimentada por ningún río proveniente de los nevados.
Al dejar Laikacocha, caminamos por el valle que nos envolvió en sonidos de los ríos descendientes de la montaña y su pasar por las rocas.
En la Laguna Pucacocha, el guía se nos acercó y nos mostró dos truchas que le habían vendido las personas que viven en los alrededores. Aquel almuerzo fue un momento de calma, nos sentamos en la meza a comer, a un lado teníamos a los caballos pastando y al otro la laguna. Después tuvimos un par de minutos para ir al mirador, también para capturar fotografías.
Es muy común la sensación de ver grandes distancias y alturas, la experiencia y el entrenamiento en las montañas guatemaltecas me han enseñado que cada paso acorta el camino y los grandes horizontes del Perú no fueron la excepción.
Al empezar a alejarnos de aquella laguna, me desilusionaba la idea de no poder acampar en su orilla. El guía señaló hacia el risco de la montaña y me indicó que podía ir a capturar fotografías. Como el terreno era bastante extenso no podía ver que justo delante de mí iba a observar dos grandes lagunas más.
Aquella vista fue lo más cool que he visto, fue la razón por la cual el segundo día fue mi preferido. En la parte inferior izquierda se encontraba la Laguna Jatun Pucacocha y a la derecha Quimsacocha.
De Quimsacocha caían grandes rocas de hielo causando sonoros estruendos, por esa razón el color del agua era diferente a Jatun Pucacocha.
Finalmente llegamos al segundo paso, Alqatarwi a 4900 msnm. Al principio pensé que iba a llover fuertemente porque se escuchaban grandes truenos y el viento soplaba fuerte. Pero los escenarios detrás de la montaña se tornaban blancos, hasta que empezó a caer granizo con truenos.
Caminamos por alta montaña bajo una lluvia de granizo, me coloqué mi segunda piel, mi chumpa rompevientos, una gorra, lentes y guantes. Guarde mi cámara réflex y saque mi cámara de acción, y empecé a capturar fotografías y grabar videos.
Luego de la lluvia de granizo empezó a llover levemente, el sendero en algunas áreas estaba enlodado completamente. Llegamos a un gran valle divido por un río, nos tocó caminar por la orilla; la lluvia y el granizo hicieron de aquel sendero un lugar enlodado, debíamos caminar con cuidado para no caer al risco.
Al otro lado del río, en el valle, estaban unas cabañas que pertenecían a empresas privadas, busqué en su sitio web y los precios están entre los 5760 a 1600 dólares estadounidenses por persona, dependiendo de la cantidad de personas que conformen el grupo.
Después de una pequeña montañita se encontraba nuestro campamento, el lugar se llama Ananta; no voy a mentir, me sentía bastante cansado así que me alegró ver que el día había terminado y podíamos sentarnos a descansar y tomar chocolate.
Mis compañeros cuando llegaron al campamento, estaban un poco cansados y algunos de ellos de mal humor. Me dijeron que no sabían que el campamento estaba tan cerca, pues se habían acercado a una de las cabañas a prestar el baño pero ni siquiera les abrieron la puerta, los empleados al verlos acercarse, se entraron y no volvieron a salir. Creo que si no les das un fardo de dólares a esos tipos, no te van hacer caso.
Esa noche fue espectacular, empezó a caer nieve y nuestras carpas se cubrieron completamente. No tuvimos frío debido a que compramos equipo para esas condiciones. A las 00:40 horas, salí, al momento de abrir la carpa la nieve empezó a caer. Había bastante frío, lo que estaba buscando era fotografiar la montaña, la carpa y la galaxia, pero para esto necesitaba un lente gran angular.
En la carpa dejé mi linterna encendida y capturé varias fotografías jugando con la exposición, apertura y sensibilidad de mi cámara.
Video del día 2
El siguiente video podrás ver lo impresionante del día dos del trekking Ausangate, espero sea del agrado del lector.