Volcán Santo Tomás
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En esta ocasión recibí una invitación de un compañero de trabajo que vive en el municipio de Zunilito, departamento de Suchitepéquez. El ascenso era parte de una tradición, todas las personas en su mayoría eran de su familia, alrededor de 25. A continuación la experiencia en este volcán.
El ascenso
El Volcán Santo Tomás está ubicado en los departamentos de Quetzaltenango, Sololá y Suchitepéquez. Tiene una altura de 3505 msnm, nuestro ascenso inicio desde Zunilito (altitud media de 782 msnm). Dos picops 4×4 nos adentraron por la finca La Esperanza (se requiere permiso previo); así que el desnivel ascendido aproximadamente fue de 2500 metros.
Mi mochila pesaba bastante, todo mi equipo estaba en ella. Hubo un tramo en donde me pidieron cargar otra mochila llena de bolsas de agua, lo soporté, pero dar cada paso en aquellos senderos era una gran carga.
El inicio de la caminata es para salir de la finca La Esperanza, luego inician las faldas del volcán, las cuales están rodeadas de bosque tropical húmedo, hay bastantes mosquitos y también hay una gran cantidad de senderos que van hacia distintos lugares.
Después de las faldas del volcán inicia el ascenso por varias montañas, es bastante empinado y enlodado, subir por esos lugares es lo más difícil. Lo que sigue después, si bien es extenso y algunas partes son empinadas, no debería de ser tan cansado como el inicio.
En todo el trayecto nos encontramos con bastantes personas locales, ellos eran de los pueblos de las faldas del Volcán Santo Tomás, al parecer todos aprovechan las fechas de diciembre para ascender y disfrutar de una noche totalmente despejada, bajo la luz de la luna.
El camino de la muerte
La familia con la que subí, llamaban al último ascenso “el camino de la muerte”, básicamente porque el ascenso es por un camino bastante empinado, con varias rocas y por un tramo en donde hay que escalar por dos grandes rocas, si te caes, te golpearías muy fuerte.
La cumbre del volcán
Mi sorpresa fue la gran cantidad de montañeros que habían en la cumbre, eran alrededor de 100 o más personas, dispersas en distintos campamentos. Los campamentos me llamaron bastante la atención, nunca los había visto, estaban hechos de troncos y ramas de pinabete, algunos de ellos cubiertos de bolsas de nylon.
Estos campamentos parecían madrigueras de castor a excepción que estaban en tierra. Bastantes de ellos subían con una mochilita con un par de botellas de agua, chocolate y alguna otra comida, los nylon no podían faltar.
El frío
Los volcanes nunca hay que subestimarlos, si alguna vez vas a subir un volcán con un grupo en donde hay adolescentes, a ellos hay que explicarles: un volcán de puede quitar la vida.
En mi caso, dos jóvenes del grupo se quedaron en mi carpa, ninguno de ellos tenía ni sleeping y ni tienda de acampar. Después de fotografiar la ciudad de noche, regresé a la carpa y dormí. Antes de eso, por supuesto, todos los del grupo habíamos tomado chocolate, comido un par de sopas y socializado alrededor de una fogata.
Por la noche, yo me encontraba durmiendo hasta que alguien me levanto de un pequeño golpe en los pies, me preguntaba por pastillas para el mal de altura (yo no tenía). Este niño estaba va de temblar y salió a vomitar. Cuando regresó le di mi chumpa polar. Luego de 30 minutos volvió a salir a vomitar y siguió temblando. Le tuve que dar mi colchoneta de fomi (haha, de esas para hacer yoga), también le di mi sleeping térmico.
Las personas reaccionan de diferente manera a diferentes climas. Esto lo menciono, porque mi compañero de trabajo quien me invito al ascenso, durmió a la intemperie con una colcha y a la par de la fogata. Al día siguiente me contó que la pasó bastante bien, se levantaron a las 5 de la mañana para hacer carne, café, chocolate y estuvieron comiendo mientras salía el sol.
Hahaja
El descenso
El descenso lo realicé en alrededor de 5 horas, por este motivo puedo comparar el ascenso del Volcán Santo Tomás desde Zunilito con las rutas desde San Juan Alotenango a los volcanes de Fuego o Agua, son rutas muy exigentes.
Respecto a otro tema, los más jóvenes del grupo se adelantaron. Hubo un momento en el que me encontraba siguiendo a un grupo que se había quedado atrás, según la persona que los guiaba, sabia el camino (hajaha). Hasta que dudamos, el siguió corriendo por un sendero que no habíamos visto, yo opte por seguir sólo por el camino que recordaba, los demás integrantes del grupo siguieron a su guía.
Cuando llegué a donde nos esperaba el bus, sólo el primer grupo había llegado. Los adolecentes con los que iba se habían perdido, después de alrededor de 3 horas los encontraron abriéndose paso por el bosque. Según supuse, yo iba a perderme e iba regresar en bus a Zunilito, es mejor perderme sólo que perder a otras personas.
Aun así esto me queda de experiencia: confiar en mi experiencia… y evitar que otras personas sigan por senderos desconocidos.
Finalizando
Haber ascendido el Volcán Santo Tomás desde Zunilito fue una muy grata experiencia, fue bastante cansado, extenso, mi mochila pesaba bastante, conviví con una familia en la que todos, todos, había realizado esa ruta. Así también, ver a una gran cantidad de locales en la cumbre y ver sus madrigueras tipo castor fue algo diferente.
No dudaría en regresar a ese volcán, lo recomiendo completamente.