Era temprano cuando despertamos, agarre mi rompevientos, lo había colocado en la pared de aquella casa de adobe, estaba frío y seco. Al momento de abrir la puerta del cuarto y salir, la primera impresión fue ver aquella montaña nevada
Era temprano cuando despertamos, agarre mi rompevientos, lo había colocado en la pared de aquella casa de adobe, estaba frío y seco. Al momento de abrir la puerta del cuarto y salir, la primera impresión fue ver aquella montaña nevada